Reunión de Compañeras del Colegio

Reunión de Compañeras del ColegioCerca de los treinta años de egresadas del Colegio secundario, próximas a los 50, decidimos reunirnos las compañeras del colegio. El mismo del barrio de Belgrano de la ciudad de Buenos Aires, era sólo de señoritas, es decir todas las alumnas éramos mujeres.El sexo era algo vedado y tabú, y de ello casi no hablábamos entre nosotras en nuestras épocas de estudiantes en los setenta.Ahora ya maduras podíamos decir que casi todas se habían casado, la mitad de ellas ya se había divorciado y algunas pocas se mantenían solteras.Yo pertenezco a las divorciadas sin hijos, lo que dió la posibilidad de ofrecer mi departamento para dar alojamiento a laguna que quisiera alojarse al no poder tener esa posibilidad en la ciudad.Quedamos en que una compañera que vivía en España, y era soltera aún, vendría a mi casa. La misma es un departamento de un living comedor y un dormitorio, lo acondicioné para que mi visita durmiera en el living en un sofá.Sin duda debería yo cambiar algunas costumbres dado que al vivir sola andaba normalmente desnuda por la casa, no cerraba la puerta del baño etc. etc,De mi amiga poco me acordaba, el día que debía llegar iba a ir al aeropuerto otra compañera y yo la esperaría en mi casa, de regreso de mi trabajo.El esperado día llegó bajé a abrir la puerta y ahí estaban las dos, saludé rápidamente a quien la trajo en el auto y subimos al departamento. Sólo traía un pequeño bolso de mano, me comentó en el ascensor que su valija se había perdido.Ya en casa se sentó en el living, luego de ir al baño, era verano, su cuerpo estaba cubierto solo por una solera, sus ojotas dejaban ver unos hermosos pies, en un momento me acerqué a ella y ví sus senos desprovistos de corpiño alguno.Comimos algo liviano y le mostré como nos arreglaríamos con la rutina de la casa, me dijo de bañarse le indiqué el baño y se sacó su solera en el living, su cuerpo dejaba ver el paso de los años, pero era atractivo sus senos bronceados por el sol, una pequeña tanga negra y una pregunta_No te m*****a que me ponga así?Fue así hasta el baño,le indiqué como usar la ducha mientras ella se sacaba su tanga, un tupido y delicado vello púbico cubría su pubis y fuera de ello ninguna pizca de pelo dejaba ver sus torneadas piernas.Fui a buscar algo para que se ponga para dormir, volví con un pijama en mis manos mientras ella secaba su cuerpo, la toalla dejaba ver sus desnudeces y mi mente se turbaba.Se terminó de secar se envolvió en la toalla y me dijo_quedate tranquila por el pijama me gusta dormir desnuda, sólo me pongo tanga cuando tengo mi mestruación.Ya en el living seguimos conversando ella en su toalla, yo con mi solera. Hablamos de los que habíamos hecho estos 30 años. Le conté de mi fallido matrimonio y otras cosas,pero no le mencioné mi gusto por otras mujeres. La noche avanzaba con rapidez y con un beso nos despedimos.Al día siguiente nos encontramos en la cocina, yo con una bata desnuda abajo, ella seguía con la toalla. El día feriado nos daba tiempo para seguir conversando de nuestras vidas. Así fue que ella me confesó su homosexualidad, de hecho pocas veces había tenido sexo con hombres.Fuimos a mi dormitorio en la idea que se probara ropa mía, para que tuviera hasta que llegara su valija, así fue que se probó varias cosas, lo cual me permitió verla desnuda y semidesnuda muchas veces, cómicas. En particular cuando probamos conjuntos de bikinis, cambiando las tangas o los corpiños de ellos.En un momento me dijo que yo me probara algo, quise hacerlo sin sacarme la bata y no pude, la dejé caer me dí vuelta para ponerla sobre la cama cuando siento sus dos manos que se aferran con fuerza a mis hombros, mientras su boca encuentra mi cuello con un beso profundo.Me paralicé me dí vuelta siguiendo el mandato de sus manos, me miró con una sonrisa, me abrazó y a los segundos de mi cuerpo empezó a surgir una fuerza interior que se transformó en la energía para llevar adelante una danza erótica con nuestros desnudos cuerpos.Tiramos todo lo que estaba sobre la cama al piso y nos tendimos en la cama, su boca en mi vagina, la mia en la suya, acompasadamente besamos nuestras zonas genitales, nos dimos suaves mordiscos en nuestros clítoris en una danza que parecía un espejo, un fuego surgió de mi interior un grito irrefrenable señalaba mi orgasmo, al que se sumó el de ella segundos más tarde.Desnudas y transpiradas quedamos agotadas y desnudas.Sonó el teléfono.Nos invitaban a una reunión imprevista más tarde.Le contesté que no podíamos, que nuestra amiga estaba muy cansada del viaje y que en un rato le traerían la valija.La tarde se convirtió en una sesión de sexo, sólo interrumpido por momentos. La noche la pasamos en la cama, al día siguiente nos dimos cuenta que hacía venticuatro horas estábamos desnudas.Fuimos a la primera reunión, ambas muy elegantemente vestidas y con un dejo de alejamiento entre nosotras.Un amiga me dijo_Que cara de felicidad que tenés.-Reunirnos después de treinta años es una experiencia muy fuerte que me hace muy feliz_En realidad el sexo salvaje con mi compañera me cambió la cara.