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admin 04-30-2021 04:08 PM

Helena y un control vehicular inusual
 
Helena y un control vehicular inusualHelena y un control vehicular inusual.Helena se había tomado hasta el agua de los floreros esa noche. El show de strippers nos había dejado muy, muy calientes a ambas, aunque ella había disfrutado de esas enormes y duras vergas de los dos chongos. Yo tampoco estaba en muy buenas condiciones y me pareció que Helena estaba apenas un poco más sobria como para manejar de regreso a nuestros hogares y esposos.Apenas salimos de la autopista nos encontramos con un retén policial donde se hacía un control vehicular. Helena no reaccionó a tiempo para desviarnos, así que tuvimos que detenernos. Un agente se asomó a la ventanilla del conductor y saludó cortésmente, para entonces pedirle a mi amiga los documentos del auto y su registro.Helena por supuesto estaba más achispada que de costumbre, algo risueña pero medio adormilada a la vez. Comenzó haciéndole caritas al hombre mientras intentaba despabilarse un poco. El tipo notó enseguida el estado calamitoso de mi amiga y le pidió que descendiera. Noté que estaba mucho peor de lo que parecía, ya que tropezó con sus propios tacos y tuvo que sostenerse con el brazo del hombre. Entonces le pidió que se parara derecho, junto al auto. Ella se rió y quiso abrazarlo, pero el agente entonces reaccionó tomándola por la cintura y haciéndola girar, dejándola de frente al auto, con las manos apoyadas sobre el capot. Le ordenó que separara las piernas porque iba a revisarla. Helena obedeció refunfuñando un poco y el hombre se agachó detrás de ella. Abrí la puerta y me bajé para tener una mejor vista de lo que ocurría. Me sentía un poco mareada, pero el aire fresco de la mad**gada me despejó un poco las ideas. Fui hacia la parte delantera y me quedé allí.Helena tenía los ojos cerrados, una suave sonrisa a flor de labios y la cabeza apuntando hacia el cielo. Estaba gozando? pero qué?. La razón era muy simple, el tipo agachado estaba deslizando sus manos entre sus piernas, acariciándolas con la excusa de la inspección. Ya había llegado debajo de la breve minifalda y seguramente sus dedos estarían explorando la concha o la cola de Helena. Ella seguía como extasiada, no decía nada, pero se notaba que estaba gozando.El hombre miró hacia mi lado y notó entonces que yo lo estaba observando, así que se incorporó y se me acercó en forma amenazante: ?A usted qué le pasa, también está alcoholizada?? ?A ver esas piernas? Le propiné un buen empujón y le dije que yo no estaba manejando, por lo tanto no tenía derecho a toquetearme. Helena vino en mi auxilio, tomándolo por los hombros y susurrándole sensualmente al oído ?Papito, me voy a poner celosa si te fijas en mi amiga?.El tipo la abrazó por la cintura y me tomó por un brazo, diciendo que debíamos acompañarlo al patrullero, que estaba estacionado unos metros más adelante, debajo de unos árboles, en un lugar bastante oscuro. Me hizo sentar en el asiento del acompañante y él entró a la parte de atrás con Helena. Ella seguía bastante lenta por el efecto del alcohol, así que se dejó llevar. Hizo que se sentara de rodillas mirando hacia la luneta de atrás y entonces le levantó la minifalda hasta la cintura, exponiendo ese hermoso culo, apenas cubierto por una diminuta tanga negra. Helena se sorprendió cuando el tipo le desgarró la tanga con apenas dos manotazos? Qué me vas a hacer papito?? alcanzó a preguntar en medio de su nebulosa. ?Ahora van a saber, par de putitas, lo que es un verdadero macho?. Yo estaba demasiado aletargada como para reaccionar, pero entonces el agente abrió su bragueta y sacó una verga que me pareció enorme, ya bastante erecta también. Hizo un rápido movimiento de caderas y entonces Helena pegó un fuerte grito de dolor, al sentir que el tipo le había enterrado semejante poronga hasta el fondo, en una sola embestida brutal. Se quedó quieto unos segundos y luego comenzó a bombearle la dulce conchita a mi amiga, que se debatía tratando de escapar, pero el hombre la aplastaba contra el respaldo del asiento con todo el peso de su cuerpo.Se reía y le decía al oído ?te gusta nena, mi pija le gusta a todas las minas; quiero que grites y me digas que te gusta mi pija, quiero que goces como una perra?. Helena por supuesto no tenía mucha capacidad de reacción, pero entre gemidos y jadeos alcanzó a gritarle ?dame más, hijo de puta, quiero que me cojas bien fuerte, más duro, más fuerte!!!?El tipo entonces la tomó por el pelo y empezó a cogerla con un ritmo brutal, cada vez con embestidas más fuertes. En un momento Helena dejó de gritar y solamente se oían los gruñidos del hombre y el golpeteo rítmico de sus caderas contra la redonda cola de ella.En algún momento me quedé dormida, para despertarme con un tirón de pelo que me daba el tipo, mientras ponía su enorme verga chorreante de leche frente a mi nariz: ?Ahora es tu turno, rubia, me la vas a dejar bien limpia con esa linda boquita?. Lo miré con un poco de asco y le dije que si pensaba meterme esa cosa en mi boca, corría el riesgo de que se la arrancara a mordiscones. Puso cara de no entender mi reacción, pero entonces me dio una suave cachetada, me soltó el pelo y volvió a guardar su verga sucia dentro de los pantalones.?Ahí está tu amiguita, que no va a poder caminar por unos días con la cogida que le pegué? dijo el muy fanfarrón. Helena se incorporó, le sopló un besito y salió caminando sin problemas, aunque un poco tambaleante debido a la resaca. La abracé por la cintura y me dijo al oído riendo: ?Me cogió bastante bien este turro, pero me dejó muy caliente, no pude acabar?. La senté en el auto y le abrí sus largas piernas. Los labios mayores estaban bien enrojecidos e inflamados, por supuesto bien abiertos y muy bien lubricados por el semen que le había dejado el tipo adentro. Me pidió que la acariciara hasta hacerla acabar, así que la besé mientras le metía mis dedos en su conchita bien chorreante y pegajosa. En un par de minutos se arqueó hacia atrás y acabó en mi mano, gimiendo mientras gozaba de esa manera que tanto me gusta y excita.A esa hora ya se me había pasado bastante el sueño, así que el resto del viaje manejé yo. Antes de quedarse dormida, Helena alcanzó a susurrar: ?En la próxima salida vas a manejar vos y yo me voy a sentar para ver cómo te cogen? si nos detiene una mujer policía, mejor todavía !!.


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