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El mejor vuelo de mý výda

 
Post #1


EL MEJOR VUELO DE MI VIDACansado, después de una semana de intenso trabajo y reuniones agotadoras, me desplomé en uno de los sillones de la sala vip del aeropuerto de Madrid. Era un viernes, venía de Bruselas adonde había ido a rendir cuentas ante mis jefes de la gestión que llevo a cabo en América. Cuando me sentí más relajado, me dispuse a servirme una copa de vino cuando la vi entrar. Alta de unos 175 centímetros, morocha, y con un cuerpo digno de una diosa. Si no tenía los reglamentarios 90-60-90, estaba cerca. Su edad? Calculo que cerca de los 36 años, al igual que yo. De cara no era bonita aunque tenía un rostro más que agradable y unos ojos celestes color cielo. De más está decir que además de llamar mi atención, lo mismo sucedió con todos los hombres que estaban en esa tarde noche en el vip. La seguí con la mirada hasta que ella también se acomodó en un sillón después de servirse un trago. Verdaderamente era un espectáculo verla. Me fascinó.Cuando llamaron a abordar me demoré acomodando mis papeles de trabajo y cuando levanté la vista para mirarla por última vez, ya no la encontré.Cuando la azafata me acompañó hasta mi asiento en la bussines del avión, cuál no sería mi sorpresa cuando descubrí que mi asiento era junto a ella, quien ya estaba acomodada junto a la ventana. Acomodé mis cosas y al sentarme la saludé presentándome?? Hola, mi nombre es Roberto y por lo que veo por espacio de 12 horas vamos a ser compañeros de viaje. Mucho gusto.? Encantada. Mi nombre es Carolina, y espero que podamos descansar algo en el viaje porque vengo molida después de una semana de trabajo.? Yo también lo espero, porque me sucede lo mismo. He tenido en Bruselas una semana terrible tratando de explicar los negocios de mi compañía en nuestro país, lo cual no es fácil.? Tienes razón. A mi pasó lo mismo en Paris.La charla siguió sobre nuestros respectivos trabajos. Ambos teníamos responsabilidades parecidas, aunque en negocios diferentes. Fue una charla amena que duró hasta después de terminar la cena, cuando después de pasar por el toilette, nos dispusimos a dormir. Como en el avión había aire acondicionado y estaba fresco, nos tapamos con nuestros respectivos mantas ajenos al resto del avión.Ya estaba dormido cuando sentí que una mano se posaba en mi pierna y avanzaba hacia mi entrepierna. Abrí los ojos y me encontré que Carolina estaba en frente mío, aparentemente profundamente dormida. La situación me sorprendió y un por un minuto no supe cómo reaccionar. Me animé de inmediato y con una mano tomé la suya y la acompañé en la búsqueda de mi verga, que por supuesto ya estaba dura como un hierro. Bajé el cierre de mi bragueta, liberé a la bestia y dejé que la mano intrusa cumpliera su cometido.Se aferró a mi miembro y lo apretaba fuerte y cada tanto lo acariciaba con masajes lentos pero firmes. Después de unos minutos yo ya estaba por explotar de la excitación que tenía. Traté de controlarme y decidí devolver el ataque. Una de mis manos se deslizó debajo de su manta y llegó hasta su zona genital. Como llevaba pollera, tuve que recogerla hasta que mis dedos dieron con una tanga muy breve que apenas cubría su vagina, busqué su clítoris y lo comencé frotar suavemente.Y así, fingiendo ambos que estábamos dormidos empezamos a masturbarnos. Era una sensación exquisita porque todo era con una suavidad absoluta. Pero la situación no podía durar mucho tiempo más y alguno de los dos debía explotar. Fui yo. Me derramé en su mano con varias descargas que luego limpié con la propia manta. Carolina, mientras tanto, dejaba oír suaves jadeos que de pronto se hicieron más intensos y tensando su cuerpo con un gruñido contenido, también se corrió.Sin mediar palabras, cada uno retiró su mano. Ella se volvió hacia la ventanilla y se quedó profundamente dormida. Me quedé despierto unos minutos meditando sobre lo que había pasado y como no encontré ninguna respuesta coherente, también me di al sueño.Cuando volvieron a encender las luces para desayunar y prepararnos para la llegada, Carolina se despertó me saludó y marchó a la toilette. Yo hice lo propio porque quería ver si me quedaba algún resabio de la descarga seminal. Por suerte no había rastros.? Que tal pasaste la noche? Pudiste dormir?...me preguntó.? Por fortuna sí. Tuve un sueño muy lindo que me relajó y dormí hasta hace muy poco. Y tú?? Yo también tuve un sueño muy bueno y con el cansancio que traía, dormí como los dioses.Sin hacer referencia lo vivido horas antes, desayunamos conversando nuevamente y al tiempo de aterrizar en las primeras horas del sábado me entregó una tarjeta y me pidió que la leyera cuando estuviera en mi casa. Como correspondía, también entregué mi tarjeta y le manifesté mi complacencia por tan buena compañía.Después del aterrizaje, con los líos que lleva la inmigración y el equipaje, la perdí de vista. Todo mi apuro era salir, tomar un taxi y leer la tarjeta. Cuando pude hacerlo, leí al dorso de la misma?¨ muy bueno lo de anoche, que tal si repetimos en mi casa esta noche? Espero me llames¨?No lo podía creer. Era como si me hubiera sacado la lotería. Demás está decir que estuve ansioso toda la mañana esperando el mediodía para llamarla.? Hola Carolina, soy Roberto, cómo estás? Descansaste?? Si por supuesto. Esperaba tu llamada.? No quise m*****arte tan temprano, pero aquí estoy aceptando tu invitación. A qué hora?? Te parece bien a las 20 horas? Voy a dejar instrucciones para que puedas dejar el auto dentro del edificio.? OK, allí estaré.Vivía en una de las zonas más distinguidas de la ciudad. Llegué y tal como me lo había anunciado me indicaron una cochera. Con un ramo de rosas y una botella de champagne francés en mis manos, subí a su departamento. Evidentemente esta mujer ganaba bien porque su hogar era un piso de cerca de 200 metros que estaba amueblado a todo lujo.Me recibió, para sorpresa mía, con un beso en los labios. Estaba vestida con una falda negra ajustada y una camisa blanca. Parecía una azafata.? Bienvenido a mi casa Roberto. Realmente me da mucho gusto que aceptaras mi invitación.? Carolina querida, no te das una idea de lo feliz que me hiciste con tu propuesta. Ni loco hubiera dejado de venir.? Gracias por las flores, y el champagne lo ponemos en la nevera para tomarlo luego, te parece?? Totalmente de acuerdo. Pero primero me podes explicar porque estoy aquí?Fue una explicación corta. Me dijo que me vio en el vip y le había parecido un tipo interesante. Luego en el avión, donde la suerte nos ubicó juntos, con la conversación que mantuvimos llegó a la conclusión que yo le gustaba porque no la había querido acosar como la mayoría de los hombres, sino más bien la había tratado como un colega de negocios. Como venía de una semana de presiones laborales, cuando se relajó le afloraron deseos sexuales, de allí el juego de la mano en mi verga, y la respuesta mía con su sexo, que, dijo, no la esperaba. Me aclaró que no era mujer de enamorarse, pero le gustaba el sexo apasionado y distinto de lo convencional, de una manera que yo iría descubriendo más adelante.Por mi parte le indiqué que su presencia me había impactado desde el primer momento que la vi, y que realmente tuve que hacer un gran esfuerzo para no rendirme a sus pies. Le agradecí nuevamente su invitación y dejé claro que yo también era amante del sexo y que esperaba estar a la altura de sus expectativas.Acto seguido nos acomodamos muy juntos en un mullido sofá, nos miramos a los ojos y nos fundimos en un beso largo y profundo, donde nuestras lenguas buscaron mil formas de jugar entre ellas, mientras nos abrazábamos muy fuerte. Ese beso duró un largo rato y fue el preludio de una serie de caricias que llegaron a continuación.En el frenesí desatado por ese beso inacabable, nos derrumbamos abrazados en el sofá, nos acariciamos mutuamente con nuestras manos que rápidamente buscaron las partes íntimas. Allí yo llevé ventaja porque con una mano levanté su pollera y acaricié su vulva y con la otra la metí debajo de su corpiño para masajear sus tetas. Ella bajó el cierre de mi pantalón y se aferró a mi verga. Esto duró hasta que Carolina librándose suavemente se puso de pie y me pidió que la desvistiera. Obvio que no me hice de rogar y uno a uno empecé a desabrochar los botones de su camisa mientras ella me miraba fijamente a los ojos como aprobando mi tarea. Debajo de su camisa lucía un corpiño de color negro que apenas podía sujetar a sus dos hermosas tetas que liberé de su encierro. Abrazándola busqué el cierre de su pollera que una vez liberado, cayó al piso. Tal como esperaba, una diminuta tanga negra apenas si cubría su intimidad y dejaba a total descubierto dos cachetes redondos como un durazno en su parte posterior.Quedaban por quitar las prendas referidas más un par de medias, también negras que adornaban sus perfectas piernas. En ese punto de mi labor, Carolina me detuvo e indicando que era su turno, se apresuró a sacarme la ropa que llevaba dejándome solo con mi bóxer.? Vamos al dormitorio ?me dijo llevándome de la manoNos arrojamos abrazados en un su cama King besándonos y con rápidos movimientos nos fuimos quitando las prendas que aún teníamos. Al quedar desnudos me detuve para contemplarla en toda la plenitud de su desnudez. Era una diosa total. No tenía nada para reprochar. Una piel suave en todo su cuerpo le daba mayor esplendor a sus pechos, dos peras duras de buen tamaño rematadas por un par de pezones erectos sobresaliendo de sus areolas. El vientre liso y en el medio un ombligo pequeño, y bajo de él, un triángulo reducido de una mata de pelos oscuros que señalaban el monte de venus. Tanta belleza a mi vista me impulsó a comenzar a recorrer ese hermoso cuerpo con mis manos y labios desde su cuello hasta sus pies con besos, lamidas y suaves chupones, creo que sin dejar centímetro alguno por reconocer. Carolina me dejó hacer y gozó mucho con mi caricia, tal como lo demostró dando suaves gemidos y suspiros. Estos me alentaron para darle vuelta y hacer el mismo recorrido pero recorriendo su espalda, culo y parte posterior de sus piernas. Párrafo aparte merece su cola. Perfecta en dimensión y curvatura, piel de durazno con un suave vello casi imperceptible que daba placer a mi lengua. La suavidad de su piel era tal que mis manos repasaron mil veces su cuerpo gozando con el tacto de tanta tersura.Como en un suspiro le oí decir? Cielo, tus caricias me gustan mucho, pero ahora quiero que me comas la conchita. Por favor papito, es algo que me enloquece.No me hice repetir el pedido y allí me zambullí hacia su entrepierna, separándole sus muslos para tener toda su vagina a mi disposición. Dos labios finos y colgantes me dieron la bienvenida, los lamí, besé y chupé durante un largo rato para luego abrirlos y dejar a mi vista su vulva, para darle lengua a todo el recorrido de su cueva. Mi lengua trabajó a destajo yendo de arriba hacia abajo y de izquierda derecha infinidad de veces. Era una gozada para ambos, para ella el éxtasis y para mí la grata sensación de sentir en mi lengua y labios la suavidad y sabor de tan preciosa vulva. Carolina no dejaba de acezar y gemir de placer y para mí escucharla me ponía a mil. Una y mil veces recorrí el sitio, penetré con mi lengua en su interior que lucía un rosado pálido empapado de sus jugos, y cuando, por fin le llegó el turno a su clítoris, no aguantó más y tensando su cuerpo se derramó en un orgasmo total que llenó mi cara de su corrida y que llenó mi boca con sus jugos que saboreé con mucho placer.Durante unos minutos la dejé recuperarse sin moverme de mi posición. Cuando la sentí relajada volví a ensañarme con su concha. Es que realmente yo estaba gozando su sexo como nunca antes en mi vida. Sería por su tersura y su forma o por la situación inédita en que me encontraba, pero lo cierto que todo mi ser estaba empeñado en gozar y hacer gozar chupando esa concha.La sesión de mamada duró largo rato. No recuerdo cuanto, lo que si recuerdo es que mi lengua estaba acalambrada de tanto ejercicio y que Carolina yacía casi sin fuerzas después de haberse derramado en repetidas ocasiones, siempre tensando el cuerpo y con profundos gemidos.? Cariño me has dado la mejor mamada de mi vida. Estoy exhausta. Ya casi no tengo fuerzas para nada. Creo que me he corrido más de diez veces.? Qué bueno que hayas gozado tanto, porque yo me he sentido en la gloria con tan apetitoso manjar. Tienes una vulva que invita a comerla sin cesar.? Veo que tú estás muy tenso con tu verga apuntando el cielo. Podrás aguantar un rato que me reponga? Espero poder darte el placer que tú me diste.? Me muero por tenerte, pero espero pacientemente mi turno.Después de un rato que permaneció como extasiada con los ojos cerrados y suspirando, se irguió en la cama y volviéndose a mí, se apropió de mi verga para acariciarla y luego llevársela a la boca para darme una mamada sensacional. Comenzó lamiendo mis testículos, luego repitió con mi falo yendo y viniendo muchas veces desde el tronco hasta la cabeza. Martilló con su lengua la punta de mi verga tantas veces que poco a poco empecé a sentir la sensación de mi corrida a pesar del esfuerzo que hacía para contenerme. Carolina se dio cuenta y apretó fuerte la base de mi miembro y evitó la corrida. Hecho lo cual, se metió la verga en la boca y me pidió que me corriera allí adentro. Yo llevaba tal calentura que no bien oí sus palabras me dejé ir y me derramé con violentos chorros de semen que no solo recibió sino que tragó con placer como su cara lo expresaba. Creo que no dejó escapar ni una gota y al final me limpió la verga sin dejar rastros de mi corrida.Después de semejante acabada quedé rendido pero satisfecho al máximo. Me acerqué a su cara y le di un beso agradeciendo su faena. Cuando me vio algo repuesto, me invitó a darnos una ligera ducha para luego cenar.En el baño tuve ocasión, ya más apaciguado de mi gran calentura, de admirar a esa hembra sensacional. No le faltaba ni le sobraba nada. Todo en su justa medida, una piel de seda y movimientos de tigresa, invitaban a seguir la fiesta. Terminado el baño, donde nos acariciamos mutuamente en nuestras partes íntimas, nos secamos y nos acomodamos sendos albornoces que Carolina tenía preparados.La cena, era sushi que había comprado en la mejor casa de la ciudad. Estaba riquísimo y lo acompañamos con el champagne francés que yo había llevado. Conversamos mucho y encontramos que teníamos más afinidades que diferencias. Cambiamos ideas sobre el sexo, y allí acordamos que ambos lo veíamos como una cosa importante para mantenerse vital. Por mi arte le expresé que yo estaba convencido que lo mejor del sexo eran todas las caricias y juegos previos en la medida que fueran bien recibidos por la pareja y que ambos lo gozaran. Ella estuvo también de acuerdo en ello.Ya cenados, nos tumbamos en un diván para ver TV, mejor dicho una película corta pero muy buena, erótica y que remataba el final con un polvo sensacional. Como es obvio, nos calentamos mucho y decidimos marchar nuevamente a la cama para seguir con nuestra fiesta.? Carolina, quiero que me dejes acariciar todo tu cuerpo?le dije.? Porque no? Si tanto te gusta, dale.? Es que te miro y todavía no comprendo que he hecho de bueno en este mundo para recibir este regalo del cielo.? No exageres por favor.? Que no mujer, eres realmente una diosa y como tal quiero adorarte.La despojé del albornoz e hice otro tanto con el mío. En medio de esa cama tan grande lucía todo su esplendor que ella agigantaba revolviéndose y haciendo poses provocativas. Se contorneaba, con una mano simula masturbarse y con la otra se masajeaba las tetas, me miraba fijo y con la lengua se mojaba los labios provocativamente. Comencé besándola en sus labios y cuello. Mis manos se deslizaron a través de su cuerpo muy suavemente acariciando todo su cuerpo desde la cabeza a los pies centímetro a centímetro, así descubrí que sus axilas no solo le daban cosquillas sino que también eran otra zona erógena. Luego reparé que no había disfrutado de esos pechos que ahora me apuntaban con sus pezones duros y provocativos. Mirarlos y lanzarme a mamarlos fue una sola cosa. Sus senos eran naturales y saborearlos era un placer infinito que disfruté durante largo rato poniendo énfasis en los bellos pezones. A ellos, duros y turgentes, le dediqué especial labor. Los lamí, chupé y hasta mordí suavemente con el beneplácito de Carolina que jugaba con mis cabellos en señal de complacencia. De sus pezones pasé a su parte trasera. La di vuelta y volví a repasar todo el trayecto de su cuerpo con ese juego de caricias, besos y lamidas. Claro está que en su culo estaba la mayor atracción y allí me concentré. Con las manos abrí los cachetes para tener su raja a mi disposición. Acaricié el canal con mis dedos y luego di paso a mi lengua que recorrió el trayecto en repetidas ocasiones para detenerse en el chiquito marrón. Lo besé con fervor y pasé la lengua a su alrededor. Carolina parece que no estaba acostumbrada a los besos negros porque dio un respingo y lanzó un gemido. Qué bien lo estábamos pasando!A esas alturas ambos estábamos lo más de calientes y ya cabía otra cosa que pensar en rematar con un buen polvo. Me tendí junto a ella, y ambos de costado enfrentándonos. Le comí la boca con un largo beso de lengua mientras acariciaba su rostro. Como mi herramienta estaba al palo la coloqué en su entrepierna y con una mano la movía a lo largo de su vulva y clítoris. Esta acción no duro mucho porque Carolina, con un dejo de voz me dijo.? Roberto no aguanto más la quiero adentro por favor, no me hagas desear más que me estoy volviendo loca.? Es que es tanto el goce que me produce verte así que no pararía nunca.? Si ya sé, pero quiero que me cojas y me llenes la concha con tu leche.? Tus deseos serán cumplidos.La puse de espaldas y levantado sus piernas sobre mis hombros me dispuse a penetrarla. Lo hice muy lentamente gozando con los gemidos de Carolina que me pedía que la pusiera toda de una vez. No le hice caso y seguí de a poco. Cuando pasados unos y segundos toqué fondo, empecé el traqueteo despacio al principio y luego más rápido hasta que sentí que ya no podía aguantar ni un segundo más y le anuncié.? Me viene mi amor, me viene.? Te estoy esperando. Lléname toda.? Ahí voy.Cerrando los y apretando los dientes me derramé con todo lo que me quedaba de energías y semen. Fueron cuatro o cinco chorros que salieron con la fuerza que le dio la continencia de un largo rato de aguante y que ella recibió gozando y entregando su propio orgasmo con fuertes embates de su pelvis contra la mía. Verdaderamente fue un tremendo polvo como creo que nunca lo había logrado en vida y que nunca volví a repetir.Quedamos hechos una piltrafa y sin fuerzas para nada. Haciendo un esfuerzo sobrehumano pude levantarme para llenar dos copas de champagne y brindar por ese polvo y de paso calmar la sed. Fue lo último que logramos hacer esa noche porque el cansancio nos abatió y nos quedamos dormidos desnudos abrazados en forma de cucharas y con mi verga aun goteando sobre su hermoso culo.La primera en despertar y levantarse fue Carolina. Yo desperté con el aroma de un café recién hecho. Me vestí con el albornoz y guiado por el olor del café, la encontré en la cocina preparando el desayuno.? Buen día mi amor?dije? Buen día señor. Parece que el ejercicio nos hizo dormir bastante. Yo dormí de un tirón hasta hace unos minutos.? Lo vivido anoche fue sencillamente fabuloso y debo decirte que me quedé sin aliento de tanto placer que me diste.? Creo Roberto que en el reparto de sensaciones placenteras yo me llevé la mayor parte. Perdí la cuenta de los orgasmos que me arrancaste. Parece que di con un maestro del sexo.? Todo lo que pasó fue producto de la admiración por ti. Me siento feliz de que te haya agradado mi compañía.Acabado el desayuno y después de mirarnos fijamente nos invitamos a volver a la cama. ? Después de lo bien que lo pasamos, nos merecemos un mañanero, no te parece Carolina?? Claro que sí. Vamos.Otra vez los albornoces al suelo para arrojarnos al lecho fuertemente abrazados, y besarnos con sabor a café. Esos besos apasionados y profundos no hicieron más que potenciar la calentura que aún nos duraba, y de inmediato nuestras manos comenzaron a buscar el sexo del otro. Carolina tomó mi verga que ya estaba lista para el combate y se la llevó a pasarla por toda su vulva en un paseo largo y excitante. Mis manos, libres en ese momento se apoderaron de sus nalgas para exacerbar el juego con movimientos acompasados. Luego, tímidamente pues no quería cometer errores, abrí los cachetes para jugar con su chiquito. Con un dedo jugueteé en su circunferencia y apenas lo metí, ella dio un respingo que interpreté como un rechazo y lo retiré, para seguir el juego previo que al parecer, sí era de su gusto.Interrumpimos el toqueteo cuando Carolina me invitó a hacer un 69 que acepté de buen grado porque amo chupar conchas. Es una pasión que adopté desde mi primera vez cuando una señora mayor me enseñó a hacerlo. Me encanta buscar el sitio, abrir las piernas, refregar mi cara en el vello del pubis, separar los labios con una mano y con la otra meter un dedo exploratorio para luego darle paso a mi boca que con la lengua se dan un festín de lamidas, chupeteo y tragada de los jugos que las vaginas me proporcionan. Y eso fue lo que yo hice para placer de Carolina que con mi falo en su boca, respondía a mis caricias bucales con gemidos y suspiros. Claro que ella tampoco se quedó atrás, porque su boca recorrió nuevamente mi verga de arriba hacia abajo lamiendo y chupando, brindándome infinito placer.El 69 era un juego que a ambos nos gustaba porque gozábamos porque dábamos y recibíamos mutuo placer. No recuerdo bien cuanto tiempo estuvimos jugando. Sólo recuerdo que ya al límite del éxtasis total le pedí a Carolina que me dejara penetrarla. Esta vez le sugerí la posición del perrito que le agradó pues, según me dijo, sentía que la penetración era mayor. Se puso en cuatro y levantó su culo y me ofreció su vulva que estaba pringosa de sus jugos y mi saliva, de tal modo que la penetración estaba facilitada al máximo. Esta vez no anduve con remilgos y de un toqué llegué al fondo. El mete saca fue tremendo y largo pues estaba como loco y quería hacerle sentir mi verga en su vagina. Ella me respondió cerrando los músculos que rodeaban su sexo, dándome la sensación de estrechez que aumentó mi libido. Esto más los grititos que daba mi pareja cada vez que se iba corriendo, me llevaron a derramarme otra vez con una buena cantidad de leche que inundó la concha de Carolina. Nos derrumbamos en la posición en que estábamos, que traté de suavizar apoyando mis codos. Le besé su cuello, sus orejas y sus axilas que me agradeció con un ronroneo gatuno.? Cada vez me gustas más. Me estoy enamorando de tu cuerpo y de todo tu ser.? Gracias por el cumplido; yo también debo decirte que nunca me habían hecho gozar como anoche y hoy.? Es que solo verte y oírte es una invitación al amor. Nunca me cansaré de dar gracias al cielo por haberte conocido.? Y yo.Nos tumbamos de espalda en la cama tomados de la mano un largo rato, sin hablarnos. Como todo tiene inicio y fin, pasado un momento, miró el reloj de su mesa de noche y exclamó.? Ya son las 11, lamentablemente tenemos que levantarnos porque hoy es el cumpleaños de mi padre y estoy invitada a almorzar. No te enojas, verdad?? Como me voy a enojar después de tantos lindos momentos. Solo me queda por darte gracias infinitas.? Bueno vamos a darnos una buena ducha y vestirnos.Así lo hicimos y ya vestidos dejamos juntos el departamento no sin antes darnos un largo beso y la promesa de volver a repetir el encuentro, cosa que por fortuna se dio en repetidas ocasiones hasta que pasados un par de años, Carolina dejó la ciudad porque la trasladaron a New York en puesto de mayor jerarquía.Aún, pasados más de dos años de la última vea que nos vimos, sigo recordando ese vuelo y sus consecuencias
04-06-2021, at 08:48 PM
Alýntý
 




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