Pornorelatos #1: Desquitándose con el hijastro

Pornorelatos #1: Desquitándose con el hijastroIvalú Terrones, luego de haberse desvelado en una sexual jornada nocturna que la había dejado hecha polvo, le contaba a detalle los pormenores a su amiga Lía (a través del celular que reposaba en la mesa de su tocador).?Así que, no sólo resultó ser guapo, sino todo un semental ?dijo Lía por el altavoz del aparato telefónico.?Sí, eh. Y muy bueno ?respondió Ivalú, mientras se seguía arreglando?, Daniel resultó todo un forro.?Pues más bien lo habrás sido tú, digo, para él, seguramente le resguardaste su pene por un buen rato, sirviéndole de funda. Y de seguro que te lo enfundó pero si bien... ?comentó Lía, y rio.?Ay, cómo serás ?respondió Ivalú, aunque riendo también del comentario.Lo que no notaba Ivalú es que Lía hablaba con cierta envidia, ya que ésta se sentía así al ver que su amiga, no sólo conquistaba a los hombres más atractivos cada que ambas salían a divertirse, sino que, a diferencia de ella (Lía aún seguía soltera y buscando), Ivalú estaba felizmente casada.Ivalú Terrones se había casado con un viudo de clase acomodada, quien le daba una vida despreocupada de necesidades materiales. Además, como él siempre andaba fuera, ocupándose de sus negocios, la dejaba mucho tiempo sola, por tanto, Ivalú tenía la libertad para ir de conquista casi a cualquier hora.Y con un cuerpo perfeccionado por la hábil mano de un cirujano, era la más asediada por los entes masculinos, cada que ambas amigas salían a divertirse.Justo eso habían hecho la noche anterior, y está por demás decirlo, Ivalú se llevó al mejor espécimen que conocieron en aquel antro.Lía, quien ciertamente le guardaba tan innoble sentimiento a la amiga, le preguntó hasta el mínimo detalle de su último encuentro sexual, tan sólo para imaginar que ella misma lo había vivido: macho y hembra, desnudos frente a frente, y sin apenas conocerse, se miraban dispuestos a gozarse mutuamente.?...y mientras me besaba, metiendo su lengua a través de mis labios, sus masculinas manos se resbalaron, se agarraron y sostuvieron mis nalgas con un ferviente ímpetu. Fue tan masculino, tan delicioso, tan varonil.?Sus fuertes manos, apoderándose de mi cuerpo, me producían los más eróticos escalofríos. Luego me dijo que le fascinaba la idea de que le diera sexo oral desde el primer momento que me vio, así que me dirigió y guio hacia su erecto miembro para que yo procediera. Ya sabes lo que quiero, me dijo, una vez que yo estuve hincada ante él.?Al contemplarlo todo largo, duro y erecto, mirando al cielo por mí, se me hizo agua la boca. Chupárselo fue todo un placer tanto para mí como para él, que bufaba cada que se sentía llegar al clímax. Ya me voy a venir, cuidado; me dijo cada vez que lo puse a punto y casi al borde del no retorno. A punto estuvo de expulsar toda esa miel que yo misma había llamado con mis fuertes succiones, sin embargo la retuvo pues no quería tener que esperar otro rato antes de poder penetrarme.?Y así lo hizo, luego de ponerme bien empinada sobre la cama me la dejó ir de poco a poco, a la vez que me decía que me le estaba yo escurriendo, evidenciándole mis deseos y necesidades de mujer por medio de mis jugos expulsados a través de mi sexo. Ay, sí, siento cómo me escurro; le respondí al no poder negar lo evidente. Y es que una, como casada, aprende a valorar el que un hombre, quien, sin apenas conocerte, se dé cuenta de esos detalles, a diferencia de tu esposo? ?le dijo Ivalú a su amiga.La otra emitió un ?ajá? como asentimiento, aunque llena de resentimiento por la suerte de su amiga, y más porque creía que Ivalú le remarcaba su estatus de casada a la menor oportunidad, sólo por m*****arla.?Eres una mujer muy afortunada ?le dijo Lía, como con intención de hacerle ver que no le importaba, aunque sí.No obstante, Lía le propuso salir el fin de semana con dos guapos y jóvenes empresarios que, según ella, deseaba presentarle.Ivalú aceptó, y continuó hablando con su amiga sin percatarse de que Mauro, su hijastro (ya que su esposo contaba con un hijo de su primer matrimonio), la espiaba.Mauro se veía como todo un hombre hecho y derecho; alto, musculado, varonil; sin embargo, en su interior aún era un niño. Su desarrollo mental se había estancado y actuaba como un chico de doce años a lo mucho. Por ello espiaba de esa forma a su madrastra; interesado en verla desnuda mientras se acariciaba su miembro, pues se sentía atraído hacia ella como un escolar a su primer amor.Tras cortar la llamada, Ivalú fue hacia su guardarropa para seleccionar lo que vestiría. Estaba tan imbuida en el asunto que no se dio cuenta de que Mauro se le aproximaba desde detrás.Con el miembro bien tieso bajo su pantalón, acarició a su madrastra desde detrás. Tras hacerle una primer caricia, en esa delicada piel, declarando así su presencia, ella aceptó de buen grado aquel halago pensando que se trataba de su esposo.Pese a sus mermadas facultades mentales, el joven ? niño no dejó de aprovechar aquella oportunidad. Guiado por sus instintos, Mauro se desabrochó el pantalón y, atravesando su bóxer, sacó su miembro. Luego, haciendo a un lado la prenda íntima de su madrastra, le clavó a ésta su verguda masculinidad, pues también de aquí estaba más desarrollado que de su estado psicológico.Ivalú no rechazó al invasor, pensando que era la verga de su marido.La joven madrastra gozó aquellas metidas de una verga que no era la de su marido, como tantas otras ocasiones, sólo que esta vez sin saberlo.No obstante, luego de unos minutos de placer sexoso, Ivalú volteó a verlo, esperando encontrarse con la cara de su esposo, así que se espantó al ver que se trataba de su hijastro, a quien consideraba un imbécil.Lo corrió y el otro tuvo que irse con la verga aún tiesa, zangoloteándole de un lado a otro mientras se marchaba.Días más tarde de haber vivido tal susto, Ivalú salía de su casa dispuesta a la aventura como tantas otras ocasiones, pues, como había quedado con su amiga, ambas irían a comer con dos jóvenes empresarios, ricos y muy guapos. Sin embargo, sólo acudió la pareja de Lía, quedando Ivalú plantada. Esto, claro, Lía misma lo había planeado, pues quería ver humillada a su amiga.Ivalú tuvo que regresar a casa con las nalgas sin atender, y mucho antes de lo planeado. Frustrada y cansada por los altos tacones de sus zapatos, se los quitó y luego de dejarlos sobre una mesita se dirigió a su hijastro, a quien encontró leyendo. m*****a como estaba no dudó en desquitarse con él:FIN