Regresando de la costa

Regresando de la costaHabía ido el fin de semana con Víctor a la costa; invitados por unos amigos que habían alquilado una espaciosa casa frente al mar.Al regresar, mi adorado esposo sugirió parar en una estación de servicio a tomar un café. Me sentía un poco caliente; así que, apenas bajamos del coche, me pegué a Víctor y él me apretó la cola, deslizando un dedo en mis ajustadas calzas, que se hundió justo dentro de mi estrecha entrada anal; eso me hizo saltar y abrir la boca para pegar un grito de sorpresa.Le sonreí al playero que había visto todo eso?Mientras caminábamos unos metros, me di vuelta para mirar a ese chico que seguí embelesado el vaivén de mis caderas con mirada libidinosa. Cuando Víctor se dio cuenta, hundió otra vez su dedo travieso en mi estrecho ano?En el mini bar pedimos unos cafés. Mi actitud de hembra complaciente llamó la atención de varios hombres que estaban sentados en las mesas. Estaba vestida algo discreta; aunque en realidad llevaba una remera blanca ajustada a la cintura; mis calzas bien apretadas y un par de botas de cuero negro.Por debajo de la mesa dejé reposar mi mano directamente sobre la verga de mi marido y él me sonrió. Noté que comenzaba a endurecerse. Víctor al rato bajó el cierre de sus pantalones y sacó su gruesa pija, indicándome que lo masturbara. Comencé a hacerlo bajo el mantel; pero de repente pude ver que, el único que podía verme, era ese chico que estaba afuera?Le sonreí sin dejar de acariciar la verga de mi esposo. El chico me devolvió la sonrisa; pero pude ver también que el bulto en su entrepierna demostraba que le estaba gustando lo que veía?Sin dejar de mirar fijamente a ese chico, aceleré discretamente el ritmo de mi mano y pronto Víctor se vació entre mis traviesos dedos. Sonreí y me llevé la mano a mi boca; para saborear el semen salado de mi adorado esposo.El chico me seguía mirando con lujuria en sus ojos; entonces le dije a Víctor que iría un momento hasta el auto.Mi dulce esposo se quedó allí, tomando café y leyendo un diario.Yo me acerqué a nuestro auto moviendo mis caderas; exagerando el balance de mi cintura. Me senté en el asiento del acompañante y llamé a ese chico que estaba cerca y no me perdía de vista.Se aproximó al auto estacionado. En mi posición de sentada, su bulto quedaba justo a la altura de mi cara. La puerta entreabierta nos daba cierta privacidad?Desabotoné su bragueta y hurgué dentro; encontrando una pija ya bastante endurecida y un poco más grande que la de mi esposo.Lo miré a los ojos al chico y tomé esa verga entre mis manos; llevándola a mis labios rojos. Le pasé la lengua por el glande?El chico cerró los ojos y suspiró. Introduje esa cabeza entre mis labios y comencé entonces a chuparla con ganas, casi con cierta desesperación, mientras sentía que mi concha se humedecía?La cara de ese chico se fue trasformando poco a poco, de la duda a la sorpresa y de la sorpresa al placer, no podía entender lo que estaba sucediendo pero se dejaba hacer.Empezó a acariciarme el pelo y a decirme que era una puta. Eso me excitó aún más y comencé a devorarme su pija con frenesí.Mi legua viboreaba en su cabeza y en un profundo mete y saca me la tragaba hasta el tronco sorbiendo y succionándola entera?De repente me sacó su pija de la boca y me dijo que me quería coger. Le dije que hacerlo dentro del auto era muy incómodo.Me aferró la mano y me arrastró fuera del auto. Miré hacia el interior del local y pude comprobar que mi marido seguía concentrado en la lectura del diario. El chico me arrastró unos metros hasta el edificio principal y allí abrió una puerta de hierro. Me empujó adentro y encendió la luz.Era un local pequeño, donde se guardaba elementos de limpieza.El lugar parecía estar bastante ordenado; en el centro había una pequeña mesa y el chico me ordenó que me inclinara sobre ella.Le obedecí, poniendo mis codos sobre la mesa y doblando mi cuerpo por la cintura. Me volví a ver al chico.Estaba con una mirada diabólica; disfrutando de antemano lo que me iba a hacer. Se bajó los pantalones y otra vez pude ver su gruesa pija en todo su esplendor.No me dio tiempo para nada. Sus manos tironearon mis calzas y las llevaron hasta mis rodillas. Después simplemente me aferró por las caderas y se hundió en mi cuerpo con una embestida única y brutal; que me hizo saltar hacia adelante. Abrí la boca para aullar de dolor, pero no pude articular sonido.El chico largó una carcajada y comenzó a bombearme la concha sin piedad, con todas sus ganas. Me dijo que yo era una puta y merecía ser cogida sin contemplaciones?Me sentí usada por este bruto; pero al mismo tiempo excitada y húmeda. Mi vagina se lubricó enseguida y el dolor inicial de la brusca penetración pronto se convirtió en placer.El chico me bombeó por unos diez minutos, mientras aferraba mis tetas con sus enormes manos por debajo de mi camiseta.De repente el semental estalló, acabando dentro de mi concha con una tremenda convulsión de su cuerpo. Dejó escapar un sonoro gruñido y me apretó las tetas mientras me llenaba la concha con semen caliente.Cuando sus estertores terminaron, se salió muy despacio de mi concha; como queriendo prolongar un poco más el placer.Yo quedé tumbada sobre la mesa, con mi cola en el aire. Sentía el semen deslizándose entre mis muslos y estaba muy satisfecha. El chico sonrió y se subió los pantalones; después me lanzó un par de azotes sobre mis nalgas desnudas y volvió a decirme que era una tremenda puta. Se inclinó y me preguntó si mi culo era virgen.Me incorporé sonriendo; diciéndole que por ese día ya había tenido suficiente sexo con una verdadera puta. Lo besé en los labios y abrí la puerta para salir de allí.Víctor me esperaba sentado en el auto. Le dije que había sentido la necesidad de usar el baño.Mi esposo sonrió y me hizo notar que había una mancha húmeda en mis calzas, justo a la altura de la entrepierna.Volvió a sonreír cuando vio al chico pasar cerca del auto. Entonces mi adorable y comprensivo esposo dijo que, le parecía una tremenda casualidad, que ese chico también llevara una mancha de humedad en la entrepierna?